Naufragios históricos: El vapor Alfonso XII












El 13 de febrero de 1885, la baja de Gando iba a ser una vez más en pocos meses, el verdugo de un vapor trasatlántico de las mayores dimensiones de aquellos que por entonces frecuentaban el Puerto grancanario. Sobre las cuatro de la tarde, la voz del vigía de La Isleta anunciaba el hundimiento del Alfonso XII, un barco que por sexta vez visitaba la isla, propiedad de la Compañía Trasatlántica.

El Alfonso XII había sido construido por la "Wm.Denny,Hermanos" en el astillero escocés de Dumbarton. Tenía algo más de 110 metros de eslora, 11 metros de manga y 8,57 de puntal, con 3.000 toneladas de arqueo, y desarrollaba una marcha de 14 nudos. Su precio, 14 millones de reales, daba una idea de lo colosal de aquella máquina que hoy yace bajo las aguas de Gando, y explica el por qué despertaba la admiración popular, además de por la vistosidad de sus tres palos y un mascarón de proa con una alegoría al monarca del que tomaba el nombre. El vapor de la Compañía Trasatlántica tenía capacidad para 244 pasajeros además del espacio de la tripulación, y en el momento de su hundimiento transportaba a 280 personas. La rápida intervención de los pescadores de la zona hizo que no hubiera que lamentar desgracias personales. Sin embargo, la leyenda se ceñiría sobre el Alfonso XII por una cuestión que llenó de sueños a los habitantes de esta isla. En el momento de su hundimiento, el barco transportaba diez cajas de oro de las que posteriormente se recuperarían nueve a cargo de los buzos contratados por la compañía. No hacía mucho tiempo que los pasajeros habían embarcado cuando sintieron que la campana del barco los llamaba al comedor. Sin embargo, el espacio transcurrido entre que el capitán acudió a comer y el accidente, fue de pocos minutos. La prensa de la época destacó que el tiempo "era bonacible", aunque ello no fue óbice para que la base del barco resonara con un estremecedor crujido a tenor de los testimonios que pudieron recogerse entonces, e iniciara lo que iba a ser el fin sobre el mar del vapor de la Trasatlántica. Bastaron seis segundos, los que duró el crujido, para que el pánico cundiera entre el pasaje. Hombres, mujeres y niños se abalanzaban sobre los botes salvavidas con la única meta de salvar sus vidas, sin hacer caso de las indicaciones del capitán que pedía serenidad a los ocupantes del barco. Los desesperados navegantes no atendieron ni siquiera a las amenazas del responsable del vapor y desordenadamente se hacían como podían con los salvavidas, unos sobre otros, corriendo de un lado a otro, aumentando aún más la confusión reinante. Tras el roce, el barco retrocedió de forma violenta para seguidamente inclinarse de proa mientras el agua inundaba la bodega, y aún pese a su masa, se mantuvo a flote unos cincuenta minutos que fueron insuficientes para poder salvar todos los enseres de cada uno de los pasajeros. Entre la confusión, el Alfonso XII seguía inclinándose de proa cuando llegaron los barquillos de los pescadores de Gando a ayudar a quienes en medio de su deseo de salvarse habían optado por lanzarse al agua con cualquier cosa que flotase entre sus manos. Apenas habían pasado cuatro meses desde que en aquella zona se hundiera el Ville de Para. Tan pronto como la casa consignataria tuvo noticias del siniestro, el Marqués de Comillas, propietario de la misma, se dirigió al agente de la compañía en Las Palmas, el señor Ripoche, en un telegrama que decía:

"Disponga usted de acuerdo con el capitán del buque y las autoridades de Marina, que se hagan de inmediato por cuenta de la compañía todos los esfuerzos humanamente posibles para salvar la correspondencia en primer lugar, y en segundo los caudales y la mercancía. Mande a hacer un reconocimiento minucioso del sitio del naufragio en vapor o embarcación disponible que, a cualquier precio, mandará al punto a fletar. Si hay posibilidad aunque sea remota de salvar el casco del Alfonso XII, proceda inmediatamente a los trabajos preparatorios sin omitir gastos".

La recuperación del oro:

Técnicos y buzos llegaron desde Cádiz para el empeño del Marqués de Comillas. Había pasado una semana del hundimiento y los ciudadanos aún no podían explicarse que extraña maldición se había cernido sobre la costa grancanaria, puesto que la Baja de Gando figuraba en los mapas como uno de los escollos a salvar a la salida del Puerto. El desastre sirvió incluso para que en Tenerife se desprestigiara el Puerto grancanario. Pero el esfuerzo de los buzos fue estéril y la leyenda de las cajas de oro se extendió por la ciudad alimentando tertulias de bochinches y plazas. Tal fue su repercusión que nuevos buzos, esta vez llegados de Inglaterra, arribaron al Puerto para sacar las cajas de oro, ordenando el propietario que, si era preciso, el trasatlántico fuera dinamitado para poder acceder a él. Así fue, y por ese hueco, los buzos sacaron nueve de las diez cajas de oro. La décima no fue encontrada y eso sirvió para alimentar la fantasía popular e incrementar el número de buscadores de oro improvisados, que osaban acercarse al Alfonso XII con los más variados sistemas de detección. Platos, tazas, faroles, campanas, camafeos, y alguna que otra joya componen desde entonces las vitrinas de más de un buceador que ha logrado acceder al Alfonso XII, por debajo de la cota -40. 

José Barrera Artiles

Fuente: Mgar
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El documental sobre el Bajo de las Gerardias da a conocer un santuario de coral en Canarias



Making off Bajo de las Gerardias


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La ballena gris reaparece en el Atlántico 200 años después de darse por extinguida









La ballena gris o Eschrichtius robustus figura en los manuales de zoología como un cetáceo exclusivo del Pacífico norte porque en el Atlántico se dio por extinguida hace más de 200 años, pero un grupo de investigadores israelís han detectado de forma sorprendente un ejemplar frente a sus costas, cerca de Tel Aviv. Perdida o no, lo cierto es que una ballena gris ha reaparecido en el Mediterráneo, y por tanto ha pasado por el Atlántico.

La única explicación plausible, consideran los expertos, es que el animal encontró un paso libre de hielo en el norte del Pacífico, aunque no se ha podido determinar la ruta exacta. El llamado paso del Noroeste, que discurre a través del Ártico canadiense, ha permanecido abierto en verano en los últimos años debido a la fusión de los hielos.

Diecisiete metros

El descubrimiento fue anunciado el pasado sábado por Aviad Scheinin, presidente del Centro de Investigación de Mamíferos Marinos de Israel (IMMRAC), tras seguir los pasos de la ballena durante dos horas. En un principio pensó que se trataba de cachalote, pero enseguida comprobó que era una ballena gris. El ejemplar medía unos 17 metros.

Las ballenas grises son cetáceos acostumbrados a grandes migraciones, de hasta 20.000 kilómetros anuales, pero la actual excede toda normalidad.

Poblaciones actuales fragmentadas

Actualmente hay dos poblaciones separadas de ballenas grises en el norte del océano Pacífico: una en el lado asiático, en los alrededores del mar de Ojotsk, y otra en el lado americano, entre Alaska y la Baja California, donde constituyen un indudable atractivo turístico. Se calcula que quedan unas 20.000.

Una tercera población, posiblemente una subespecie, habitaba la costa atlántica de América del Norte y Europa hasta el siglo XVIII, pero la caza masiva con arponeros acabó por extinguirlas. Los arqueólogos han encontrado restos fósiles en el Mediterráneo, donde las ballenas probablemente venían a reproducirse.

Traslado en avión

El descubrimiento de una ballena gris tan lejos de su hogar del Pacífico anima a quienes creen que es posible reintroducir la especie en aguas europeas, como explica NewScientist. En el 2005, Owen y Andrew Ramsey Nevin, de la Universidad Central de Lancashire, en Preston (Reino Unido), propusieron un transporte aéreo de ballenas grises desde el Pacífico hasta el mar de Irlanda.

Fuente: el Periódico.com
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Científicos encuentran chanchito ‘de tierra’ gigante desde fondo del mar tras aferrarse a submarino














El fondo del mar aún esconde muchos secretos a los terrícolas como esta temible y gigante criatura que fácilmente podría colarse en tus pesadillas. Hablamos de la cochinilla o chanchito de mar que, luego de estar por años dibujada en papel, finalmente se mostró al ojo humano.

La criatura, conocida en el mundo científico como Bathynomus Giganteus, fue descubierta por un submarino que exploraba el fondo del océano y, una vez que retornó, trajo consigo a este curioso animal acuático pegado a un costado.

Al parecer, este chanchito se habría apegado al ROV (Robot operado a distancia) del submarino para comenzar su viaje hacia la tierra a 2 mil 590 metros de profundidad, sólo por curiosidad y sin imaginar el gran descubrimiento que significaría para los investigadores marinos.


Para sorpresa de ellos, éste crustáceo era una de las especies que buscaron por años pero, a pesar de tener noción sobre su existencia, no la habían identificado en terreno, como informaron en Fox News.

Para que conozcas sobre este animal, se trata de un isópodo o crustáceo que mediría aproximadamente 76 centímetros y se alimentaría de restos de ballenas y peces muertos.

Además, su gigantez sería producto de “tamaños de células más largos obtenidos gracias a bajas temperaturas”, según el científico C.R. McClain quien agregó que “esto podría reflejar una disminución en la temperatura y su consecuente creación de vidas más largas y de mayor tamaño en reproducciones indeterminadas”.

Fotos: Ramon Benedet

Fuente: Radio Bio-Bio
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Espeleobuceo, formación y equipo











Hace pocos dí­as terminaba de impartir un curso “Intro to Cave”™ de buceo en cuevas, y al finalizar una inmersión en la que realizamos prácticas de carrete con los alumnos, uno de ellos me preguntaba por un accidente reciente en el que un buceador falleció a muy pocos metros de la salida de una cueva.

Comentaba con ellos que todo buceador que se adentra en un ambiente bajo techo, debe tener siempre una lí­nea de hilo hacia la salida, sea cueva o pecio. Sin ella, puede resultar imposible salir en condiciones de poca visibilidad, aún cuando la salida pueda estar a pocos metros de distancia. Incluso buceando en una cueva conocida, es imperativo el uso de hilo guí­a si no hay una instalación permanente o efectuamos un salto desde una lí­nea principal.

De todos modos, el uso de un carrete de hilo puede ser también causante de problemas.

Sin la técnica adecuada es fácil desorientarse o enredarse durante su instalación. Una técnica de instalación correcta es esencial y eso solo se consigue a base de formación y entrenamiento. Hoy en dí­a, a diferencia de hace unos años, tenemos en el mercado excelente material de buceo y cada vez es más habitual ver a buceadores perfectamente equipados. Recuerdo mis primeros buceos en cuevas hace algunos años, usando material con el que hoy no me atreverí­a a dar clase ni en una piscina. Sin embargo, a menudo se regatea en formación y se tiene la tendencia a pensar que el equipo hace al buceador. Graso error. La formación y la experiencia, son los dos pilares básicos en los que todo buceador debe apoyarse en todo momento. El equipo adecuado de poco sirve en manos inexpertas.

Safe diving!

David.dlh

Fuente: Deprofundis
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La ciudad submarina












Desde 20.000 leguas de viaje submarino hasta Seaquest, la idea de explorar, explotar y extenderse por el mar se ha repetido en numerosas novelas y películas. La ciudad submarina era la culminación de este sueño. Pero, como otros muchos sueños para el siglo XXI, la realidad ha sido bien distinta.

Una historia afirma que tras el vuelo de Gagarin, Kennedy solicitó propuestas para un proyecto científico que recuperase el liderazgo de Estados Unidos. Se le ofrecieron tres, una gran estación espacial, pisar la Luna o una gran base submarina. No he podido confirmar si es cierta aunque todos sabemos cual fue la decisión final. Aún así los años sesenta estuvieron llenos de proyectos de bases submarinas.

Las primeras fueron los experimentos Conshelf dirigidos por Jacques Cousteau. Desarrollados entre 1962 y finales de la década, se construyeron tres habitáculos diseñados para diferentes profundidades. En su última versión Conshelf III, seis “acuanautas” se mantuvieron durantes tres semanas a 100 metros de profundidad. Los norteamericanos no se quedaron atrás. Su proyecto militar se denominó Sealab y también tuvo tres versiones que culminaron en el Sealab III con 9 ocupantes viviendo y trabajando a 150 metros de profundidad. También hubo un proyecto civil parcialmente financiado por la NASA. El programa Tektite incluyó estancias de hasta dos meses a unos 15 metros de profundidad. A finales de los sesenta, las colonias submarinas parecían estar a pocos años vista y la exploración del mar rivalizaba con la espacial.
Sin embargo, tras una década de crecimiento explosivo, el interés desapareció súbitamente. Apenas hay nada que contar de los últimos cuarenta años y solo queda una pequeña instalación científica, Aquarius, en uso. Esta situada a apenas 20 metros de profundidad y se destina a estudiar el arrecife coralino que la rodea. Es algo especialmente sorprendente teniendo en cuenta que la exploración científica y económica ha continuado mediante barcos y submarinos. Si tenemos una estación espacial ¿Por que no una en el fondo del océano? ¿acaso la presión del agua es un obstáculo tan insuperable?

En mi opinión, hay pocas razones científicas o económicas para mantener una tripulación permanentemente bajo el agua. Llegar a la órbita terrestre es caro y complicado. Merece la pena quedarse un rato una vez conseguido. Sin embargo, ningún punto del océano esta a mas de 11 kilómetros de la superficie. Además subir y bajar desde un buque es relativamente sencillo. O al menos, mas sencillo que quedarse. La mejor prueba es que la investigación desde buques oceanográficos o la explotación desde plataformas petrolíferas no se ha detenido.

La única ventaja importante de una base submarina seria la protección frente a las tormentas en la superficie. Pero para eso tendría que situarse a bastante profundidad, algo realmente caro y complicado. Y el fondo marino tampoco esta exento de problemas como fuertes corrientes, terremotos submarinos o avalanchas. Aunque la idea no esta olvidada y periodicamente surgen nuevas propuestas. Por ejemplo, una base robótica que, conectada con la superficie, permitiría explotar los recursos marinos como los nódulos. O nuevos proyectos de hotel submarino a poca profundidad. Pero me temo que nunca veremos una autentica ciudad submarina fuera de las películas. Una lástima.

Fuente: Ciencia de bolsillo
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Un trocito de paraíso en el Atlántico









Son las ocho de la mañana cuando llegamos a Cangas de Morrazo. Una barca del parque nos espera en el puerto. El cielo plomizo promete una semana de rodaje complicada. Hay sitios donde siempre te la juegas. A veces, el tiempo es muy frustrante.

Las Cíes nos reciben con lluvia, pero gracias a guardería, podemos poner los equipo a salvo y refugiarnos en las tiendas de campaña, único alojamiento posible. Mientras esperamos a que escampe, nos cuentan que el tiempo en las islas es así. En general no llueve mucho y, la temperatura es uno o dos grados más alta que en la península. Las nubes suelen pasar de largo para encajonarse en la ría de Vigo. De repente, cuando ya parece que la jornada está perdida, sale el sol. Así son las Cíes.

Rápidamente cogemos el equipo para captar los reflejos turquesas del agua, el ruido ensordecedor de las olas en los acantilados o el vuelo y la ceba de la omnipresente gaviota. Un ave que parece no dormir y que se ha convertido en la banda sonora del parque. Toda la isla está plagada. Es la época de cría y es fácil ver a los pardos pollos despeluchados mirándote fijamente, posando osados ante la cámara. José, uno de los guardas, hace de guía. Nos descubre los secretos de esta joya atlántica.

A mitad de semana nos reunimos con Rubén, el buzo. Está entusiasmado. Ha tenido mucha suerte, la visibilidad está siendo muy buena. Está sobrecogido con tanta vida bajo el agua. Increíbles los bosques de laminarias. Asombrosos los fondos de cascajo. Y es que, con estas islas, según cómo dé la luz, puedes quedarte sin palabras.

fuente: Mundos de agua
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Descubren los secretos cristalográficos del coral rojo










Un equipo internacional de científicos, con participación española, ha revelado por primera vez que los organismos vivos pueden fabricar biominerales organizados hasta en ocho niveles. La investigación se ha centrado en el esqueleto del coral rojo del Mediterráneo, que tiene un orden cristalográfico “casi perfecto a escala nanométrica”, y podría ayudar a desarrollar nuevos materiales.

“Esta investigación sobre el coral rojo evidencia por primera vez que los biominerales (minerales sintetizados por seres vivos) tienen un orden cristalográfico constituido por hasta ocho niveles jerárquicos de módulos”, explica a SINC Joaquim Garrabou, coautor del estudio y biólogo del Instituto de Ciencias del Mar (CSIC), “de tal manera que cada módulo está formado por otros más pequeños y a su vez, son elementos de otros mayores”.

El estudio se publica en el último número de la revista American Mineralogist, y está liderado por investigadores del Centro Interdisciplinar de Nanociencia de Marsella (Francia), con la colaboración del Instituto Tecnológico de California (EE UU). El trabajo se centra en el coral rojo (Corallium rubrum), un invertebrado de los fondos rocosos del Mediterráneo y del Atlántico oriental.


El esqueleto calcáreo de este coral, muy apreciado para su uso en joyería desde hace miles de años, está formado por “mesocristales” de calcita magnesiana. El concepto de mesocristal hace referencia a una organización cristalográfica de nanopartículas en tres dimensiones dentro de una estructura superior.
Gracias a la observación con técnicas de microscopia electrónica (por difracción de electrones y por transmisión), los investigadores han confirmado que estos cristales se organizan en módulos “orientados de forma similar, pero no estrictamente idéntica”.

De lo imperfecto a lo perfecto

Los resultados del estudio reflejan que se produce una transición progresiva desde un orden cristalográfico “imperfecto” a escala milimétrica hasta otro “casi perfecto” cuando se observa la organización de los cristales a escala nanométrica.

“La descripción de esta modularidad podría ser clave para comprender los mecanismos que están implicados en la construcción de formas complejas en los biominerales a partir de unidades cristalinas elementales”, indica Garrabou.

Si la organización cristalográfica observada en el coral rojo se puede extender a los biominerales de otros seres vivos, ésta podría ser la clave para entender cómo logran crear formas tan complejas para adaptarse mejor al medio ambiente.

“Los conceptos desarrollados en este trabajo también pueden ser muy útiles para diseñar materiales cristalinos sintéticos con formas tridimensionales complejas, actualmente, uno de los desafíos en la ciencia de los materiales”, destaca Garrabou.

El biólogo ha participado además en otro estudio internacional sobre la relación de episodios de calentamiento del agua del Mediterráneo (como el producido por la ola de calor de 2003) y eventos de mortalidad en masa de animales de los fondos marinos, incluido el coral rojo. El investigador alerta de que en el contexto de cambio climático actual “es muy probable que las poblaciones de invertebrados sufran nuevos eventos de mortalidad masiva en el futuro próximo”.

Fuente: SINC
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Naufragios históricos: San Francisco



Bajo las aguas del Pacífico, a sólo dos horas de coche de Tokio y frente a la costa de Ónjuku -un pequeño pueblo de pescadores de la península japonesa de Boso-, duerme el galeón español San Francisco. A punto de cumplirse los 400 años del naufragio, ocurrido el 30 de septiembre de 1609, un interesante documental rememora los hechos y espolea a las instituciones y a los caza tesoros para rescatar los "dos millones de hacienda" que el barco transportaba desde Manila a Acapulco (México), en la entonces llamada Nueva España.
El autor del documental, el periodista y productor colombiano Gonzalo Robledo, confiesa que la historia del San Francisco le atrapó desde el mismo momento en que visitó Ónjuku y se enteró de cómo los 300 habitantes de la aldea salvaron a 317 de los 373 tripulantes que tenía el galeón. Después, conforme el documental tomaba cuerpo se apasionó con la posibilidad de arrancarle al océano las joyas, el oro y las porcelanas que guarda desde aquella trágica noche.

La nave de unas mil toneladas de peso fue desviada de su ruta por un tifón y se partió en dos al chocar contra las rocas a "dos leguas" (11 kilómetros) de la playa, según las crónicas de entonces. Después de una noche a la deriva, los hombres que se encontraban más de cerca de la congelación "fueron revividos por las ama", las buceadoras que se adentraban a recoger orejas marinas (una especie de almeja gigante muy preciada). Cuenta Robledo que las dos ancianas que siguen practicando este arte ancestral de buceo a pulmón (la oreja marina está protegida y no se permite cogerla con tanques) se sienten orgullosas de la hazaña de sus antepasadas, quienes "para dar calor a los náufragos se desnudaron y les apretaron contra su pecho".

Durante un año, el periodista ha indagado en las crónicas del suceso enviadas al rey de España por el ex gobernador de Filipinas Rodrigo de Vivero, que viajaba en el galeón y quien, durante los nueve meses que permaneció en Japón, se entrevistó con las autoridades del shogunato de Tokuwaga (1603-1868), incluido el shogun Ieyasu, muy interesado en llegar a un acuerdo comercial con España. Pero, sobre todo se ha entrevistado con algunos de los más reconocidos caza tesoros e investigadores de pecios, como el italiano Claudio Bonifacio.

Hasta ahora, los únicos supuestos restos del galeón que se encuentran en Ónjuku son el mástil y un jarrón. Todo apunta, sin embargo, a que las olas al igual que arrojaron a los hombres a la playa también dejaron sobre la arena barriles y baúles de contenidos diversos. Pese a ello, la carga del San Francisco que aún sigue sumergida fue valorada en unos 7,5 millones de euros, cuando hace un par de años el Ayuntamiento del pueblo trató sin éxito de convencer las autoridades del distrito de Chiba -al que pertenece- de recuperar el tesoro.

Los expertos consultados por Robledo destacan que España podría reclamar, según la ley, el contenido del pecio, aunque no se sabe si el San Francisco pertenecía a la Corona. De momento, el Gobierno español no ha pedido a Japón permiso para su búsqueda, en parte porque Japón no ha firmado la Convención de la UNESCO sobre Patrimonio Cultural Sumergido y, por tanto, no tiene un marco legal que apoye su reclamación. Tokio podría simplemente negar el permiso ya que el pecio está en sus aguas jurisdiccionales.

Mientras se resuelven las dificultades para rescatar el galeón, el rey Juan Carlos ha decidido condecorar con la orden de Isabel la Católica a todos los habitantes actuales de Ónjuku, unas 8.000 personas, en reconocimiento por el valor y la humanidad de sus antepasados. Las medallas se entregarán el próximo día 30, en un acto en el que también se presentará el documental.

Fuente: El País
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Medusa roja










En las negras profundidades del frígido Océano Ártico, los científicos encontraron una nota de color.La medusa Crossota norvegica de un brillante color rojo - sangre.
El animal fue visto por un vehículo de control remoto a 2.600mts. de profundidad durante una expedición de dos meses de la NOAA (North Atlantic Oceanic and Atmospheric Administration) en el Canada Basin la zona mas profunda y menos explorada de las aguas árticas.

Aunque C. norvegica no es una especie nueva, diversos animales abisales nuevos fueron descubiertos durante la expedición.Algunos de los cuales se han anunciado en recientes artículos de investigación en 2009.
El integrante del equipo y biólogo Kevin Raskoff del Monterey Península College en California se sorprendió al ver la variedad de medusas que viven en las condiciones extremas de los mares polares.
Sabíamos que habría medusas interesantes allí, pero la realidad sobrepasó nuestra imaginación."

Traducido por Donatella Gabites

Fuente: National Geographic
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Maldivas planea construir islas artificiales para enfrentarse a la elevación de la superficie del mar











Los países insulares como Maldivas están amenazados por la anegación con la elevación de la superficie del mar causada por el cambio climático. Para enfrentarse a la crisis, el gobierno del paisajístico país ha firmado un acuerdo con la compañía Dutch Docklands para la construcción de islas artificiales, dotadas de centros de convenciones, campos de golf y otras instalaciones necesarias.

Las islas del proyecto, cuyo diseño está a cargo del arquitecto Koen Olthuis, está en forma de estrella de cinco puntas y de pisos de apartamentos cubiertos de cespedes, además de piscina y playas. Sin embargo, el arquitecto todavía no ha dado a conocer los detalles de su diseño. La construcción de las islas artificiales no afesctará los organismos marítimos y se evitará que las actividades humanas causen daños al sistema ecológico del entorno, según el experto.

“Hasta el 2050, el 70 por ciento de la población mundial vivirá en las zonas urbanas. El 90 por ciento de las grandes ciudades del mundo están ubicadas a las zonas adyecentes de las aguas, razón por la cual es necesario encontrar una medida efectiva para el tratamiento del agua en el ambiente artificial. Debemos estar bien preparados para hacer frente al cambio climático”, dijo, agregando que en las zonas con escasos espacios para la construcción, se da buen visto a las viviendas flotantes en las aguas.

Según declaró Mahamood Razi, director del Comité de Privatización de Maldivas, el gobierno del país planea encargar a la Dutch Docklans el diseño de apartamentos flotantes para los habitantes locales.

Fuente: Pueblo en línea
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Protección de la zona marina de Jaizkibel y Ulia, Euskadi














La zona acantilada costera cubre casi el 90% del litoral guipuzcoano. En la actualidad, en el medio marino, sólo la rasa intermareal Deba-Zumaia se encuentra bajo una figura de protección, en este caso como Biotopo Protegido, dado su interés geológico y naturalístico.

Los acantilados de Jaizkibel y Ulia son áreas costeras guipuzcoanas declaradas

como Lugares de Importancia Comunitaria (LIC), según los criterios de la Directiva Hábitats 92/43/CEE de la Unión Europea. La propuesta incluye un área terrestrecostera de 2.434 hectáreas en Jaizkibel y de 43 ha en Ulia, pero no recoge su ampliación al ámbito marino. Esta franja litoral forma un continuo ecológico, paisajístico y geológico que se extiende desde la parte oriental de la bahía de Ulia, en la punta de Monpas, hasta la ensenada de Los Frailes o Asturiaga en Hondarribia.

Los promotores de esta propuesta entendemos que, entre los usos y actividades a autorizar y ordenar, el objetivo prioritario de la misma es garantizar activamente un buen estado de conservación favorable de los hábitats y especies marinas.

La costa vasca y su continuación marina ha sufrido un fuerte impacto por la alta ocupación litoral y el uso desde antiguo de sus recursos, lo que hace que gran parte de los ambientes naturales se encuentren muy antropizados y con una alto grado de artificialización. No obstante, en el área comprendida entre los acantilados de Ulía y Jaizkibel, la costa muestra un estado semivirgen y con escasa urbanización.

Para leer el artículo entero

Fuente: OCEANA
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