La pigmentación de los peces












Los colores se obtienen de la yuxtaposición de puntos de diferentes colores dando como resultado toda la gama de colorido existente. Por ejemplo, el verde resulta de puntos azules y amarillos. De la misma manera, la coloración variada coloración de los peces es producida por numerosas células pigmentarias, los cromatóforos.

Según les convenga, las partículas de pigmento se dispersan por la célula o se concentran en un punto. Este proceso permite la aparición y desaparición de ciertos colores. Muchos peces bentónicos, como los peces planos, se camuflan sobre el fondo adoptando su dibujo y coloración. Las modificaciones pigmentarias están condicionadas por procesos nerviosos y hormonales.
Casi todos los peces que viven en las capas de agua superiores tienen los flancos de color claro y plateado. Esta coloración es el resultado de la reflexión de la luz sobre numerosos cristales microscópicos e incoloros incorporados a las células pigmentarias de la dermis. Son cristales de guanina, que es un subproducto del metabolismo. Los peces abisales presentan a menudo colores oscuros, mientras que los que habitan en zonas ricas en vegetación poseen colores protectores verdes o pardos (tordos, etc.) Finalmente, ciertas especies desarrollan una librea nupcial particular para "enamorar" a las hembras o intimidar a sus competidores (espinoso, Sparisoma cretense, etc.).

Fuente: maestropescador.com

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Inmersión en la Costa Brava : Furió de Fitó



Localización

A media milla al norte del cabo de Begur y a dos millas de distancia de la costa, se encuentra una de las formaciones rocosas submarinas más impresionantes del litoral mediterráneo. Sus características lo convierten en un accidente geográfico único en toda la costa, considerado como emblemático en cuanto al buceo recreativo se refiere.

Se trata de un enorme macizo sumergido que comienza en los 14 metros de profundidad y tiene su base más allá de los 55 metros. El acceso lo obtendremos por medio de una embarcación que nos conducirá hasta la boya en la cual nos amarraremos y que está fijada en la cima del propio furió.

Qué ver

El atractivo principal de esta inmersión, si la efectuamos en la pared norte, es la contemplación de inmensas gorgonias y formaciones coralinas de increíble cromatismo. Las incrustaciones de invertebrados son muy numerosas y hallamos mucha vida nutriéndose del aporte alimenticio que supone el constante batir de las corrientes del norte en esta cara del furió.

También encontraremos gran cantidad de pulpos, escorpénidos autóctonos de la zona, meros, rayas y otras especies pelágicas dependiendo de la época del año. No es extraño que durante el ascenso descubramos bancos de barracudas que nos rodean como un manto plateado en busca de alimento y ocasionalmente alguna pareja de peces luna.

Otra alternativa es sumergirnos por la cara sudoeste, donde el descenso es más progresivo y donde encontraremos también gran cantidad de vida béntica que nos cautivará de inmediato.

Flora y fauna

Prácticamente todas las especies de vertebrados e invertebrados propios del mediterráneo pueden ser observadas en éste lugar.

Profundidades

Entre los 12 y los 60 mts.

Visibilidad

Grandes oscilaciones en este aspecto dependiendo de las condiciones climatológicas. Podemos encontrar días de hasta 40 metros de visibilidad. En contadas ocasiones, desde la cima del furió, se puede llegar a ver su base.

Recomendaciones

La exploración de la cara norte queda reservada para submarinistas con cierta experiencia al tratarse de un descenso absolutamente vertical, quedando la pared ante nosotros y dejando a nuestra espalda un impresionante azul. Es importante no detenerse durante el descenso y buscar la cota más profunda con cierta velocidad para iniciar la exploración durante el ascenso. Si administramos bien los valores de tiempo y profundidad, podremos ir ascendiendo en zig-zag y prolongar la inmersión sin necesidad de recurrir a realizar paradas de descompresión. Es importante, sin embargo, observar la parada de seguridad correspondiente al finalizar el buceo.

Para los menos expertos, el descenso por la cara alternativa no estará exenta de atractivo y les aclimatará para poder “atreverse” a la cara norte en inmersiones subsiguientes.

Observaciones

Es recomendable preguntar al guía o al patrón de la embarcación el estado de las corrientes marinas que pueden llegar a ser molestas dada la situación en mar abierto.

Jordi Atienza
Fuente: Thalassa
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Liberan una langosta de 140 años y 9 kilos en Nueva York










Una langosta de 140 años que iba a ser víctima de una suculenta cena fue devuelta al mar el sábado por decisión de un lujoso restaurante neoyorquino.

George, un crustáceo de nueve kilos (20 libras), volverá a las aguas del océano Atlántico gracias al restaurante City Crab and Seafood.

“Aplaudimos la compasiva decisión de City Crab and Seafood de permitir que este noble y centenario animal pase sus últimos días en libertad y paz”, señaló Ingrid Newkirk, presidente de Personas por la Etica en el Trato de los Animales (PETA, por sus siglas en inglés).

El grupo pidió al restaurante que devolviera a George al mar después de que un comensal viera al crustáceo en el establecimiento, donde una langosta de Maine al vapor se vende por 60 dólares el kilo (27 dólares la libra).

George fue capturado en Terranova, Canadá, y vivió en el tanque del restaurante unos 10 días antes de ser liberado.

Algunos científicos calculan que las langostas pueden vivir más de 100 años. PETA y el dueño del restaurante calcularon que George podría tener unos 140 años acorde con su peso, que es como se interpreta la edad de estos crustáceos.

George será liberado el sábado en las aguas de Kennebunkport, Maine, en una zona donde la pesca de langostas está prohibida.

Fuente: AOL Latino
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La historia de cómo cuatro buceadores descubrieron los restos del pecio "Eo"














Cuatro buzos de Figueras, narran la historia de cómo encontraron los restos del "Eo" un galeón con al menos 14 cañones, hundido en la ría de Figueras.
La Nueva España- Desde pequeños siempre han escuchado historias que hablaban de naufragios y tesoros escondidos en el fondo de la ría del Eo.

Eso sí, nunca ningún ribereño encontró nada que constatara las viejas leyendas. Hasta que un día, por casualidad, cuatro buzos de Figueras dieron con parte del tesoro. Ahora Francisco Javier Martínez, Moncho Martínez, Amador Marqués y Valentín López podrán contar a sus descendientes que ellos fueron los primeros en descubrir los secretos que esconde el Eo.

Tras levantarse la prohibición de la pesca submarina en las rías, allá por el año 2007, estos cuatro amigos pusieron en marcha un club de pesca submarina: Figueras Actividades Acuáticas (FIGAS). De esta forma comenzaron a recorrer el fondo submarino de la ría. Y un buen día, pescando en la bocana de la ría, se encontraron con lo que parecían piedras, luego tubos y finalmente acabaron por ser cañones y restos de un naufragio.

Fue Francisco Javier, Pachi para sus amigos, el primero en dar parte del hallazgo. «Primero encontramos cuatro y luego fueron apareciendo más hasta contar catorce cañones». Aseguran que en una superficie de unos dos metros cuadrados se hallan apilados todos los restos de antiguos barcos. «Están camuflados por vegetación y cuesta encontrarlos pero no hay duda una vez que te acercas ya que mantienen la fisonomía de los cañones», explican. Eso sí, que nadie crea que los restos se parecen a los naufragios que aparecen en películas y documentales sobre el fondo marino. «No se conserva nada de la estructura del barco, al menos a simple vista. Sólo los cañones y otros restos como bolas o trozos de cerámica y vajilla antigua». No obstante, explican, es posible que cuando se realice una investigación y se inicien los trabajos en la zona aparezca, hundida bajo tierra, la estructura de algún viejo barco.

Enseguida dieron parte de lo acontecido al Ayuntamiento y al Principado con la esperanza de que se rescataran los cañones. Ahora se lamentan por la lentitud de la Administración que hasta ahora no ha iniciado de modo oficial ninguna operación para el rescate de lo que en principio pueda ser el primer pecio o resto de un naufragio hallado en Asturias. Ellos aseguran que están dispuestos a colaborar con los técnicos en lo que haga falta. «De hecho nos necesitan porque los restos son difíciles de localizar», añaden. A la dificultad de acceso se añaden las condiciones de poca visibilidad características del fondo marino de la ría del Eo. «Hay siempre mucho movimiento de arena, por lo que cuesta ver las cosas con claridad». La última vez que se sumergieron fue en noviembre, acompañando a la experta en arqueología submarina, María Noval, a la que el Principado envió para investigar el hallazgo de la ría.

Ahora, tras el último temporal que ha azotado el Cantábrico, están ansiosos por volver a sumergirse en las profundidades de la ría para comprobar que el tesoro sigue intacto. «Es difícil que se vaya a ningún sitio ya que los cañones pesan muchísimo, pero lo que puede pasar es que queden ocultos por la arena», apuntan. Otro motivo más para pedir rapidez a las autoridades. «Tendremos que acabar llamando a Odissey», bromean los buzos en referencia a la popular empresa dedicada a la caza de tesoros en el fondo marino.

Precisamente, los temporales que periódicamente sacuden las aguas cantábricas tienen mucho que ver en esta historia. Cuando en marzo de 2007 hallaron los cañones fue poco después de un importante temporal que provocó enormes destrozos en zonas costeras como Cudillero, Tazones o Gijón.

Ahora guardan el secreto de la localización exacta del naufragio para evitar que nadie intente llevarse nada de la zona. Porque, eso sí, tienen claro que una vez se extraigan los cañones Figueras es el lugar donde deben permanecer. «Sería un elemento simbólico del pueblo y es importante que se queden aquí», apuntan estos buzos figueirenses.

Paralelamente al hallazgo, estos cuatro amigos empezaron a investigar a qué naufragio podrían corresponderse los restos. Según su investigación podría tratarse de las fragatas españolas «El Galgo de Andalucía» y el «San Francisco». «En 1719 los ingleses atacaron la ría y se sabe que los españoles, temiendo el secuestro de las embarcaciones, decidieron quemarlas». La información recabada por los buzos constata que la primera embarcación estaba armada con veinte cañones y la segunda con veintiséis.

A la espera de que el Principado pueda ofrecer el resultado de la investigación iniciada sobre el asunto, estos cuatro buzos recuerdan que en la zona existen topónimos como «El banco da carabela» o «La playa del cañón», que hacen referencia a otros barcos, otras historias hundidas en el fondo de esta ría fronteriza.
Esta historia, unida a las leyendas que corren de boca en boca por la zona, sin duda funcionará como estímulo para que su club de pesca submarina FIGAS gane adeptos. Es el segundo que se crea en el Occidente, tras el que ya funciona en Luarca, y de momento ya alcanza el medio centenar de socios. Entre sus planes está el de ofrecer cursos de buceo para aprovechar el tirón turístico de la ría. Si el Eo esconde el primer pecio de Asturias, a buen seguro la iniciativa será un éxito.

Hallazgo

Cuatro buzos de Figueras encontraron en el año 2007 un total de catorce antiguos cañones en las profundidades de la ría del Eo. Las primeras investigaciones iniciadas por el Principado el año pasado apuntan a que pueda tratarse de un pecio o resto de un naufragio. Los pecios son poco habituales en Asturias pues las corrientes marinas suelen arrastrar los restos con rapidez.

Investigación

Los autores del hallazgo, vinculados al club de pesca de Figueras, Figas, realizaron una investigación paralela para descubrir el origen de los cañones. Ellos apuntan a que pueda tratarse a los restos de las fragatas españolas «El Galgo de Andalucía» y «San Francisco», quemadas en 1719 para evitar que fueran capturadas por la armada inglesa. Ambas embarcaciones sumaban 46 cañones, así que si finalmente se trata de estos barcos puede que se localicen más piezas en el fondo marino del Eo.

Leyendas

La gente que habita las riberas del Eo conoce la existencia de viejas leyendas que hablan de naufragios y tesoros escondidos en la ría. De hecho algunos topónimos de la zona como «El banco da carabela» o «La playa del cañón» así lo constatan.

Inmersiones
Los buzos esperan que el Principado inicie en primavera las inmersiones en la ría.

Fuente: Bajo el Agua
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Tiburón peregrino







Cetorhinus maximus

Orden: Lamniformes

Segundo en tamaño después del tiburón ballena, los peregrinos son enormes criaturas cuyo tamaño se hace más sorprendente cuando se considera que sólo se alimentan de plancton.

Normalmente nadan con sus enormes bocas abiertas a lo ancho, filtrando diminutas partículas de comida mientras el agua pasa.

Divisados a menudo cerca de las costas, los peregrinos son un objetivo regular de los ecoturistas, quienes van al encuentro de estos gigantes en un corto viaje de bote. Son vistos comúnmente en la superficie y son extraordinariamente tolerantes con la presencia de humanos, un hecho que los ha llevado a ser cazados por muchos años. Al igual que varias especies de tiburones, los peregrinos han sido objeto de una intensa presión por parte de pescadores. Su enorme tamaño los convierte en animales altamente rentables para los barcos de pesca comercial; uno solo de ellos puede generar hasta una tonelada de carne y 400 litros de aceite, y su hígado, rico en vitaminas, puede representar hasta el 20% del peso total del tiburón. Los peregrinos están ahora protegidos por ley en la mayoría de los países.

Tamaño máximo: 12 mts / 7.000 kg

Localización: Aguas templadas y árticas alrededor del mundo. No son comunes en regiones tropicales.

Dieta: Plancton, larvas invertebradas, crustáceos pequeños y huevos de peces.

Reproducción: Desconocida a ciencia cierta, pero se cree que son ovovivíparos con largos períodos de gestación y poco número de crías.

Fuente: Discovery Channel
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Algas marinas, diversidad marina en peligro de extinción


Los fondos marinos albergan una biodiversidad difícilmente comparable con cualquier otra zona del planeta. Los fondos repletos de algas gigantes, a modo de jungla submarina, son el sustrato perfecto para el refugio de cientos de especies de animales marinos.

Cientos de brazos babosos se extienden para agarrarnos, nos rozan el rostro con trapos de un metro de longitud y se nos enredan en las piernas. Nos sacuden como si quisieran ahuyentar a los intrusos, aplastarlos dentro de sus hojas verdinegras. De repente, los tentáculos nos sueltan, y la corriente nos empuja hacia adentro, hacia las oscuras fauces del bosque de Rocklands Point, en la bahía False, al sur de Ciudad del Cabo (Sudáfrica ). Una verdadera selva que crece sobre el suelo marino, a doce metros de profundidad.

Los árboles de esta jungla subacuática se llaman kelp. Según su diseño, estas plantas pertenecen a la forma botánica más sencilla que hay: las algas. Concretamente algas marrones del género Laminariales, por lo que sus largas frondas en realidad no son hojas, sino órganos de fotosíntesis bastante menos complejos. Y el fino tejido de hilos que ancla las gigantescas matas sobre la roca es lo que los botánicos llaman rizoides. Como todas las algas, esta planta utiliza el cuerpo entero para absorber los nutrientes que encuentra en el agua. Pero a pesar de su sencillez biológica, ninguna planta marina supera en tamaño al kelp. Las matas de Ecklonia maxima, por ejemplo, en cuyo territorio hemos penetrado, pueden alcanzar alturas de hasta doce metros. Y la mayor de las cien especies de kelp que existe en el mundo, la Macrocystis pyrifera, supera los 60 metros.

Biodiversidad marina


Para su desarrollo, necesitan aguas ricas en nutrientes que se encuentren en movimiento La región donde este fenómeno se muestra más fuerte rodea la punta suroeste de África: es aquí donde la corriente de Benguela –agua muy fría procedente del fondo abisal del Atlántico Sur– bombea hacia el cabo de Buena Esperanza agua fría y rica en nutrientes proveniente de las capas inferiores de los mares de la Antártida. Por otro lado, la corriente de Agulhas , con aguas calurosas provenientes del océano Índico, merma la fuerza de la corriente de Benguela, y los arrecifes tropicales de coral toman el relevo del mundo de los bosques subacuáticos. Gracias a la interacción de ambas corrientes, las aguas de Sudáfrica figuran entre las que albergan más biodiversidad a nivel mundial: aquí viven más de 11.000 especies animales y 800 especies de plantas. Alrededor del 40% de ellas se consideran endémicas, es decir, no existen en ningún otro lugar.

En el suelo de la selva se oculta la parte más exuberante del biotopo: ascidias, corales peluche (Briareum asbestinum) y gusanos marinos (Sabellidae) alzan tentáculos relucientes, ofiuras (Ophiuroidea, semejantes a las estrellas de mar) se estremecen con cuerpos de rayas rojas y marrones. Sobre cada centímetro del arrecife se apretujan animales pequeños, alzando con codicia abanicos, sombrillas, cuencos peludos, redes de filtraje y otros órganos con los que capturan los nutrientes que trae la corriente. En las rendijas de las rocas se ocultan docenas de cangrejos y langostas tan grandes como un antebrazo. Y en los cañones donde la corriente es especialmente fuerte están, camufladas como piedras, las orejas de mar , los mayores animales de pasto del bosque de kelp. La concha de este caracol, que en Sudáfrica se conoce como perlemoen, fácilmente alcanza las dimensiones de una piña. En la “raíz” de una sola mata de kelp a menudo se cobijan más de cien especies.

Epifitas como el alga roja Plocamium corralorhiza o la especie de kelp Laminaria pallida, de tamaño pequeño, aprovechan las raíces de las Ecklonias como lugar de anclaje, formando a su vez un matorral espeso donde descubrimos todo un ejército de pequeños cangrejos , babosas moteadas con puntos marrones (Gastropoda) y la opaca y blanda pared del huevo del tiburón gato. “A contraluz a veces incluso se ve la silueta del embrión”, dicen el biólogo marino Rob Anderson y sus colaboradores de la Seaweed Research Unit (Unidad de Investigación de Algas), de la Universidad de Ciudad del Cabo, después de la inmersión.

Fondos marinos


Hace más de 20 años que Charles Griffiths, catedrático de zoología de la Universidad de Ciudad del Cabo , estudia estos fenómenos. Podría decirse que ha trasladado un trocito del bosque submarino a su oficina: una larga cadena de erizos de mar decora la ventana, la mandíbula de un tiburón gato, el armario; encima de la puerta cuelga un gigantesco abanico de coral.

Los arbustos de kelp crecen con tanta rapidez que su biomasa se multiplica por seis cada año. Pero, según las investigaciones, sólo entre el uno y el dos por ciento de esta abundante comida es devorado directamente en la planta por herbívoros como lapas, orejas de mar e isópodos marinos. La mayor parte de la vegetación del kelp llega a la red alimenticia en forma de jirones y partículas muertas que flotan en el agua. Y la fuerza de las olas del Atlántico arranca permanentemente las partes marchitas o incluso la planta entera. Una pequeña porción es arrastrada a la playa o mar adentro. El resto, alrededor del 94% de toda la materia del kelp, se queda para organismos que filtran sus alimentos, como las esponjas, los corales o las ascidias y para aquellos que se alimentan de los desechos que caen al suelo, por ejemplo, los erizos de mar. Precisamente, la embestida de las olas que sacuden el bosque de kelp día y noche mantiene la gran diversidad de este ecosistema. El ímpetu de las olas de hasta siete metros de altura empuja nubes de partículas a través del matorral.

Por un lado, el bosque amortigua la fuerza de las olas. Por otro lado, las algas traídas por el mar figuran entre las más importantes fuentes de alimentos de los habitantes de la playa y las rocas. El oleaje lleva a la costa toneladas de materia vegetal. Y al cabo de tan sólo quince días, entre el 60 y el 80% de la biomasa encallada es devorada. En una sola hoja de kelp pudriéndose sobre una roca, científicos sudafricanos identificaron 27 especies. También el hombre saca provecho de ella. Hace más de 400 años, las etnias de la costa oeste de Sudáfrica la recolectaban, molían las hojas para elaborar medicinas y tallaban instrumentos de viento a partir de los troncos de Ecklonia maxima, huecos por dentro, que mantienen la planta recta, como si un globo estuviera atado a ella.

Fuente: Mundo Geo

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Monitorización de las actividades subacuáticas









Las actividades subacuáticas en las reservas marinas ejercen un atractivo especial para los practicantes de dicha actividad, que buscan lugares dotados de una mayor variedad de ambientes, riqueza y abundancia de especies y, cada vez más, zonas con escasa presencia de otros buceadores.

Los impactos directos de la actividad del buceo deportivo se centran de manera más importante sobre la fauna y flora bentónicas, con el efecto del roce de las aletas sobre el fondo, fruto, normalmente, de una mala flotabilidad en los buceadores menos expertos o sin conciencia ambiental. En las reservas marinas españolas se han dispuesto una serie de medidas tendentes a prevenir estos efectos negativos de la actividad, entre las que destacan:

* Cupos de buceadores por zonas.
* Prohibición de utilización de torpedos.
* Prohibición de dar alimento a los animales.
* Prohibición de ejercer efectos que perturben a las comunidades de animales marinos.
* No efectuar prácticas de escuelas de buceo.
* Prohibición de realizar inmersiones desde tierra.

Las actividades subacuáticas, llevadas a cabo de forma respetuosa con el medio y gestionadas de forma adecuada, no deberían suponer un problema grave, algo que sí se plantea cuando existe una saturación en puntos y fechas concretas del año; por lo tanto, es necesario recabar información sobre el estado de estas zonas, para que se puedan gestionar de forma sostenible.

El presente proyecto pretende aprovechar los recursos técnicos y humanos existentes en la actualidad en la Reserva Marina de las Islas Columbretes, sin necesidad de incrementar nuevas partidas económicas. De esta forma el proyecto se basa en el uso de muestreadores sencillos de emplear y que ofrezcan un registro para su posterior análisis y estudio. En este caso se utilizará una cámara submarina dirigida por control remoto desde una embarcación que estará dotada de una grabadora de vídeo.

Las primeras técnicas con cámaras submarinas se desarrollaron en los años cuarenta y se aplicaron para estudios de biología marina a partir de la década de los cincuenta. Es sólo recientemente con el desarrollo de las videocámaras compactas y las videograbadoras, cuando el potencial de estas técnicas se ha podido desarrollar plenamente (George et al., 1985).

Las principales ventajas de esta técnica se pueden resumir en:

* Las imágenes pueden ser revisadas por varios observadores.
* Proporciona registros de abundancia, riqueza y comportamiento.

Este método puede ser modificado con el uso de cebos que atraigan a especies crípticas, aunque no es recomendable, ya que no hay comparación posible con otras técnicas (Davis y Anderson, 1989).

En las reservas marinas españolas sólo se han realizado experiencias con cámaras submarinas en épocas muy recientes, en concreto se han llevado a cabo en la Reserva Marina de Isla Tabarca (Alicante), utilizando una vídeocámara submarina, dotada con un mecanismo de giro, cuyo prototipo fue desarrollado íntegramente por encargo de la Secretaría General de Pesca Marítima.

El principal objetivo del presente proyecto es evaluar el estado de los puntos e itinerarios de buceo de la Reserva Marina de las Islas Columbretes, situada en la provincia de Castellón, para de esta manera poder realizar una gestión adecuada de estos lugares.

Hasta la fecha los trabajos realizados en la reserva marina se han centrado en distintos campos científicos y a menudo han sido realizados por equipos universitarios que han desarrollado sus investigaciones enfocadas desde las diferentes especialidades de cada grupo de trabajo. Sin embargo, este proyecto aúna la base científica del trabajo con una aplicación práctica directa, ya que se pretende dar respuesta a una demanda concreta, que es saber el estado de las distintas zonas de buceo de la reserva.

La Secretaría General de Pesca Marítima ha encargado la realización de este trabajo al Instituto de Ecología Litoral de El Campello (Alicante). Con este fin se ha desarrollado un sistema de grabación submarina, que permite realizar censos visuales de peces, con un ahorro de medios técnicos, humanos y de tiempo. El método de censo utilizado es el de censo estacionario, donde se cuentan los peces dentro de un cilindro imaginario descrito por el movimiento circular del muestreador, en este caso una cámara con sistema de giro.

Fuente: Mapa.es
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Cachalotes de Grecia


Los Cachalotes de Grecia – la vida en las Fosas oceánicas” documenta una expedición científica por Grecia a la búsqueda del Cachalote Mediterráneo, tímido y en peligro. Nos reunimos con el Dr. Alexandros Frantzis del Instituto de Investigación de Cetáceos Pelagos, a bordo del R/V Nereis en un viaje hasta las fosas oceánicas más profundas del Mediterráneo.

En el mar Jónico, descubrimos una familia de cachalotes haciendo vida social y estudiamos su comportamiento al dar la bienvenida al grupo a una cría recién nacida. No obstante, el futuro de este ballenato y su familia es inseguro. Mientras su hábitat se deteriora a causa de las presiones de los humanos, ¿que augura el futuro para los más sociables de las grandes Ballenas?

Para ver el vídeo

Fuente: Whale Trackers
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Un patrimonio sumergido que requiere protección internacional










La nueva Convención de la UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático es el primer instrumento jurídico internacional que permite proteger los sitios arqueológicos sumergidos del mundo entero, luchar contra su pillaje y reglamentar la cooperación internacional para su preservación.

El 2 de enero de 2009 ha entrado en vigor la Convención de la UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático. Esta fecha marca un hito en la historia de la protección de ´los pecios de navíos naufragados y los monumentos sepultados en el agua. Adoptada en 2001, esta Convención es el primer instrumento jurídico internacional que permite proteger los sitios arqueológicos sumergidos. No obstante, se abstiene de reglamentar la cuestión de la propiedad del patrimonio subacuático y no entraña modificación alguna de las zonas de soberanía marítima de las naciones. Su objetivo es luchar contra los que saquean los tesoros del patrimonio cultural subacuático y hacer que éste se beneficie de la misma protección de que gozan los sitios culturales en tierra firme. Con motivo de la entrada en vigor de la Convención, el Director General de la UNESCO, Koichiro Matsuura, se ha congratulado de que “ahora ya sea posible preservar con medios jurídicos la memoria de la humanidad sepultada en el fondo de océanos, lagos y ríos, poniendo así coto al creciente tráfico ilícito de objetos culturales, alimentado por los depredadores del patrimonio subacuático”.

Los arqueólogos estaban esperando un instrumento jurídico de este tipo desde mucho tiempo atrás. “La entrada en vigor de la Convención de 2001 es un auténtico regalo del cielo para la arqueología subacuática”, recalca Robert Grenier, arqueólogo submarino canadiense. La Convención va a permitir también que el público en general conozca mejor este tipo de patrimonio cultural, que por cierto no se limita a unos cuantos pecios de navíos naufragados, en contra de lo que se suele creer comúnmente. En el fondo del agua dormitan, desde hace milenios, tesoros culturales inimaginables. Si la Atlántida puede que sólo sea un mito, lo que sí son reales son las investigaciones de la arqueología subacuática que, día tras día, nos revelan los sorprendentes secretos de paisajes enteros de la Edad de Piedra, de cuevas ornamentadas o de sitios sacrificiales Por ejemplo, en los pozos naturales llamados cenotes del Estado mexicano de Yucatán se conservan vestigios de los sacrificios practicados por los mayas. El cenote de Chichén Itzá contiene unos 120 cuerpos de víctimas inmoladas.

Un terreno minado



Al tratar de proteger el frágil patrimonio subacuático mediante la Convención, la UNESCO sabe que se adentra en un terreno minado. En efecto, si el patrimonio cultural situado en tierra firme es objeto de un amparo cada vez mayor, el patrimonio subacuático está siendo víctima de un saqueo de proporciones alarmantes, en un momento en que las legislaciones de los países adolecen todavía de numerosas lagunas que impiden su protección total. Movidos por el afán de lucro, aventureros y empresas comerciales tienden a dejar de lado las excavaciones en sitios arqueológicos terrestres para intensificar su exploración de los fondos submarinos. Una prueba de esto es su creciente interés por los cargamentos de las carabelas y otros navíos portugueses que recorrían en el siglo XVII la ruta de la India. La explotación comercial de los pecios de algunos de estos barcos naufragados frente a las costas de Mozambique pone en peligro los últimos testimonios históricos de su construcción, ya que la mayoría de los documentos de esa época desaparecieron en 1755, cuando se produjo el terremoto que destruyó Lisboa.

Ante la protesta general de los arqueólogos y la suspicacia de las autoridades a las que solicitan permisos de prospección, las empresas privadas dedicadas a la búsqueda de barcos naufragados hacen cada vez más hincapié en el presunto interés científico de sus exploraciones. Sin embargo, es prácticamente imposible realizar una verdadera labor arqueológica cuando se tiene por móvil principal el lucro de un grupo de accionistas, en vez de la ilustración del público en general. Un reputado arqueólogo portugués, Francisco Alves, ha juzgado la actitud de esas empresas en términos rotundos: “Bien es cierto que el trabajo del arqueólogo se asemeja con mucha frecuencia al de un detective, pero cabe preguntarse qué opinión puede merecernos el detective que vende el reloj de la víctima para financiar sus pesquisas”.

Para contrarrestar las destrucciones y los saqueos, el Anexo de la Convención de la UNESCO contiene una serie de normas sobre las actividades arqueológicas relacionadas con el patrimonio cultural subacuático. Destinadas a servir de elemento de amparo a las autoridades nacionales y a establecer una ética de la protección, esas normas deberían ir abriendo paso con el correr del tiempo a la proscripción de todas las actividades de índole exclusivamente comercial.

La Convención también tiene por objeto garantizar una protección jurídica de los sitios y facilitar la supervisión de la protección. No cabe duda de que éste es uno de sus aspectos más delicados. En efecto, salvo contadas excepciones, la jurisdicción de un Estado sobre las aguas internacionales es restringida y se limita, en la mayoría de los casos, a la aplicación de su propia legislación a sus nacionales y a los navíos que enarbolan su pabellón, exclusivamente. Cada vez que una empresa comercial de un país determinado pretende hacerse con un bien que otro país considera valioso para su cultura, es evidente que la cooperación internacional desempeña un papel fundamental para garantizar la protección del bien cultural en cuestión. De ahí la importancia de la Convención, que apunta a reglamentar y perfeccionar las condiciones en que debe efectuarse esa cooperación.

Otros peligros y otras soluciones





Aunque las excavaciones arqueológicas con fines comerciales hayan sido en gran medida las que han inducido a redactar y aprobar la Convención, no constituyen la única amenaza para los vestigios arqueológicos que yacen en los fondos marinos. También suponen un peligro la caza de recuerdos por parte de turistas irresponsables, el desarrollo de las instalaciones portuarias y los oleoductos, las prospecciones petroleras o mineras y la pesca de arrastre.

Sin embargo, a veces se encuentran soluciones de protección satisfactorias. Por ejemplo, en la bahía de Greifswald, situada a orillas del Báltico, en el norte de Alemania, la construcción de un gasoducto imponía abrirse paso a través de una barrera formada por veinte antiguos navíos de 15 metros de eslora, hundidos deliberadamente por la marina de guerra sueca en 1715, durante la Gran Guerra del Norte, a fin de bloquear el paso a ese estuario. La Nord Stream AG, empresa constructora del gasoducto, decidió correr con los gastos de las operaciones de investigación arqueológica y rescate de esos pecios, suministrando así la prueba de que es posible hallar un equilibrio entre las necesidades del tiempo presente y el imperativo de salvaguardar los vestigios del pasado. Uno de los méritos de la Convención de la UNESCO es que alienta a sus Estados Partes a encontrar soluciones de este tipo para limitar el deterioro del patrimonio cultural subacuático.

Por último, el patrimonio cultural subacuático tiene que afrontar la amenaza de la erosión, las mareas y corrientes, los ciclones, los maremotos y otros fenómenos naturales inevitables... En la Convención de 2001 se invita a las autoridades nacionales a que adopten las medidas adecuadas para prevenir los deterioros o atenuarlos, por ejemplo construyendo diques y armazones de protección, o cubriendo con arena los sitios en peligro.

La UNESCO y la Unión Europea han llevado a cabo varios estudios sobre las repercusiones del cambio climático en el estado de conservación patrimonio cultural. En el marco de la Convención, se acaba de iniciar un proyecto conjunto con la Superintendencia del Mar de Sicilia (Italia) para examinar la posibilidad de prevenir la destrucción de sitios culturales costeros y submarinos causada por movimientos sísmicos. La tarea de proteger el patrimonio subacuático es inmensa, pero la Convención tiene por delante todo el futuro para llevarla a cabo…

Ulrike Koschtial

Fuente: UNESCO
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