Contra los cazatesoros

En el Parque Tecnológico de Andalucía, en la Costa del Sol, dos empresas nacidas como 'spin-offs' de la universidad malagueña ocupaban locales vecinos. Una de ellas, Nerea Arqueología Subacuática, cavilaba sobre el modo de resolver un problema: la protección del patrimonio cultural submarino. Para el arqueólogo y emprendedor Javier Noriega, el examen y rescate de los restos sumergidos es la «hermana pobre de la arqueología terrestre», como lo demuestra la facilidad con la que buques «cazatesoros» como el 'Odyssey Explorer' se entregan al expolio masivo sin apenas ser molestados.

En el local contiguo a Nerea tenía su sede Decasat, otra iniciativa empresarial surgida en el caldo de cultivo de la investigación universitaria. Allí, Roberto Muñoz y sus compañeros trabajaban en soluciones de teledetección e información geográfica, especializándose en la distribución y el procesamiento de imágenes de satélite. El resumen de la historia es casi el de un romance anunciado: Nerea tenía una necesidad, y a Decasat le sobraban soluciones. Que surgiera la chispa creativa entre ambos era cuestión de tiempo.

Guardacostas en órbita

La descendencia de este matrimonio feliz es un brillante proyecto de innovación tecnológica, pionero en el mundo: 'Vyamsat', o «Vigilancia de Yacimientos Arqueológicos Subacuáticos Mediante Satélite».

«Todo comenzó con un estudio sobre el expolio que realizamos para el Ministerio de Cultura», explica Noriega. «Las operaciones importantes de los grandes cazatesoros duran un mínimo de quince o veinte días. Eso nos daba margen para establecer una vigilancia sobre los pecios ya cartografiados, y Decasat disponía de la tecnología». Muñoz, director general de Decasat, expone cómo se forjó una idea cuya eficacia reside en su sencillez: «Teniendo la localización de un pecio, solo tenemos que establecer un polígono en la zona para que el satélite Quickbird nos facilite una cadencia de imágenes de esa área». El sistema, heredero del que ya se ha utilizado con éxito para control agrícola y urbanístico, consiste en el software que trata las fotografías, las compara y detecta los movimientos de barcos sospechosos, los posibles «cazatesoros».

«La tipología de los barcos expoliadores es muy característica, con grandes cabrestantes y sistemas de grúas», afirma Noriega. La fotografía de alta definición que ofrece el satélite permitirá incluso identificar el buque concreto que ha invadido la zona vigilada. El sistema recuerda al circuito de televisión de un comercio, con la peculiaridad de que el «cerebro» de Vyamsat es capaz de distinguir a los simples curiosos de los verdaderos piratas. «Si el barco es un probable expoliador y permanece en el área marcada más de quince días, salta la alarma, informando a las autoridades».

Vyamsat está siendo sometido a los últimos retoques para las primeras pruebas reales, que se llevarán a cabo en el área del Estrecho este verano.

JAVIER YANES/MADRID
Fuente: elcomerciodigital.com

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