Prevenir las Consecuencias Irreparables del Cambio Climático: ¿Por qué 2°C?










El calentamiento global es una realidad y está sucediendo, este aumento de la temperatura media se extiende por todo el planeta que ya ha registrado un incremento de 0,74°C durante los últimos 100 años. Las mediciones lo ratifican, desde 1850 cuando comenzó el la medición y el registro con instrumental de la temperatura, 11 de los últimos 12 años más calurosos se han registrado entre 1995-2006 (IPCC, 2007a). Los impactos del cambio climático son diversos y evidentes en todo el planeta: retroceso de glaciares, derretimiento de hielos, intensas y más frecuentes

El aumento de la temperatura es el resultado directo de las actividades humanas asociadas a la industrialización: como quema de combustibles fósiles, desmontes, deforestación de masas boscosas y la agricultura intensiva han liberado y acumulado en la atmósfera una cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) sin precedentes.
La gran mayoría de los científicos, algunos gobiernos y organizaciones no gubernamentales como WWF, consideran que es necesario limitar urgentemente las emisiones que provocan el calentamiento global a fin de
mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2°C respecto de los niveles preindustriales, para prevenir “un cambio climático peligroso” con consecuencias inciertas e irreparables. Aunque todavía es posible alcanzar ese objetivo, debemos actuar rápidamente dado que la ventana de oportunidad para mantenerse debajo de los 2°C se cerrará rápido.
Aunque remotas, las regiones polares del mundo no escapan a los efectos del calentamiento global. En realidad, estas son las regiones donde más dramáticamente se manifiestan los efectos asociados al cambio climático.
Durante los últimos 50 años, la parte occidental de la Península Antártica registró un aumento de la temperatura cuatro veces superior al promedio del resto del planeta (IPCC, 2007). En tal sentido, el inmenso Océano Austral registra un aumento de la temperatura a profundidades de 3.000m (Jacobs, 2006). Asimismo, los ecosistemas marinos y terrestres están experimentando cambios aún mayores. Aquellos lugares donde el hielo marino se ha reducido por el aumento de la temperatura, la población de krill Antártico, de focas de Weddell (Leptonychotes weddellii), de pingüinos de Adelia (Pygoscelis adeliae) y las de pingüinos emperadores (Aptenodytes forsteri) han disminuido. Por otro lado, las especies que no dependen del hielo marino, como esponjas de aguas bajas y los pingüinos de barbijo (Pygoscelis antarcticus) y de papúa (Pygoscelis papua) se han expandido hacia territorios libres de hielo. En la tierra, las temperaturas más cálidas del verano han provocado, probablemente, que las únicas dos especies nativas de plantas con flores de la Antártida se hayan incrementado en número y hayan podido extender su territorio.
La evidencia científica emergente apunta que el calentamiento global disminuye o restringe el hábitat de todas las especies de cetáceos (ballenas, delfines y marsopas) que se encuentran en la lista de especies amenazadas de IUCN (Learmonth et al., 2006) y en las regiones polares, donde los efectos del calentamiento sobre los ecosistemas se están produciendo mucho más rápidamente, las consecuencias del cambio climático sobre diversas especies de ballenas serán aún más significativas.
Tomando en cuenta la situación a la que se enfrenta el ecosistema Antártico, WWF encargó un nuevo estudio a los científicos Cynthia Tynan y Joellen Russell. Para ello Tynan y Russell (2008) combinaron las proyecciones basadas en el estado del arte de los modelos climáticos de circulación general, con el conocimiento actual de los expertos sobre la ecología de las ballenas del Océano Austral, de manera de poder evaluar las consecuencias que podrían esperarse con un aumento de la temperatura media global de 2°C en los ecosistemas Antárticos, y especialmente, para las ballenas que habitan allí.

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Fuente: WWF

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