Un título bajo el brazo para lanzarse a la aventura









A simple vista, cursar estudios superiores puede presentarse como un reto complicado. Casi la totalidad de expertos coincide en que es una labor que requiere «tiempo, esfuerzo y dedicación», cualidades a las que hay que sumarle un importante desembolso económico -variable según las circunstancias-, en concepto de matrícula, desplazamiento, material didáctico o alojamiento. Sin embargo, estos estudios, 'a priori' difíciles y laboriosos, son la principal llave de acceso para que muchos estudiantes puedan ver cumplido su sueño de ejercer aquella profesión que anhelaban desde pequeños.
Y es que, pese a que cualquier ejercicio laboral puede ser entendido como la mejor profesión del mundo, hay algunos oficios que, ya sea por su naturaleza, el riesgo que conllevan o la sensación que producen, presentan una mayor vistosidad de cara a la sociedad. Algo que, fuera de crear admiración, requiere de una alta cualificación y, si cabe, de una formación extra.

Un primer ejemplo de ello es el caso de Silvia Piñeiro, licenciada en Ciencias del Mar y técnico superior en Producción Acuícola. Aunque se define como una chica «aplicada y responsable», Piñeiro reconoce que ha sabido vivir su etapa universitaria, «saliendo de fiesta cuando tenía que salir y encerrada en casa en época de exámenes». Tras un periodo de formación en L´Oceanographic '' de Valencia, fue contratada en el Zoo Aquarium de Madrid donde, durante más de año y medio, fue la responsable de la alimentación de todos los animales del recinto.

Alimentar peces puede parecer una labor sencilla, pero cuenta Piñeiro que varios animales «necesitan ser alimentado de forma especial», como las morenas o los tiburones toro que «por cuestiones de seguridad son alimentados con pinzas». «También hay peces que pertenecen a especies tropicales venenosas, como los dragones de fuego, por lo que hay que tener cuidado, ya que pueden picar y provocar graves daños», añade.

Bajo el agua también trabaja Vicente Tasso, licenciado en Biología y coordinador técnico de la empresa Oceansnell. Tasso es buceador científico y su labor se centra en analizar los fondos marinos y recoger muestras para su posterior estudio. Preparar el material para las inmersiones y estudiar las labores de campo no son empresa fácil, por lo que Tasso es de sobra consciente de que la formación y la experiencia son «vitales» para poder disfrutar de su profesión.

«El fondo marino es un mundo totalmente distinto que muy pocos tenemos el privilegio de conocer. Allí reina el silencio, sólo oyes tu propia respiración y puedes disfrutar de una fauna y una flora impresionantes», relata con entusiasmo.

Otro caso que ejemplifica la necesidad de una formación especializada es el de Sergio García-Dils, arqueólogo municipal de Écija (Sevilla) y director de la Escuela Española de Espeleología. Licenciado en Geografía e Historia y especializado en Historia Antigua, García-Dils realizó sus estudios de posgrado en España y Moscú, compaginando su formación con la práctica de la espeleología. Como antiguo alumno universitario, aún recuerda alguna que otra asignatura a la que tuvo que dedicarle especial atención. «Epigrafía Griega era un hueso duro de roer, la más dura que teníamos en la carrera», explica .

Haciendo el posgrado en Moscú, fue elegido para formar parte de unas expediciones espeleológicas en el Cáucaso. Así fue como en 2001 consiguió batir, por primera vez, el récord del mundo de profundidad en la sima Krúbera-Voronya, bajando hasta los 1.710 metros. Desde entonces, ha vuelto a superar esa marca en seis ocasiones más. La última, en septiembre de 2007, cuando consiguió descender hasta los 2.191 metros, vigente récord del mundo.

Explorar los entresijos de la Historia es también el sueño de muchos estudiantes; y a ello se dedica actualmente Rocío da Riva, historiadora y doctorada en Orientalística. Su afán por conocer y el hecho de hablar varios idiomas le han permitido investigar en museos de todo el mundo en busca de documentos e inscripciones reales pertenecientes a la dinastía neobabilónica (siglo VII y VI a.C.). En 2005 comenzó a investigar relieves e inscripciones localizados en montañas de El Líbano. Una labor que le llevó a descubrir nuevos fragmentos y a encontrar, en septiembre de 2007, un relieve con la imagen del rey Nabucodonosor II.

Y si emular las hazañas de 'Indiana Jones' puede considerarse una fantasía casi inalcanzable, uno de los mayores deseos del hombre siempre ha sido poder volar. Toda una realidad para Isaac Requejo, ingeniero técnico Aeronáutico, piloto de globos aerostáticos y director técnico del centro de mantenimiento de globos Flying Circus. Gracias a su formación y a su experiencia en mantenimiento de aeronaves, pudo obtener el título de piloto y dedicarse a una actividad que define como «inexplicable». «Estar ahí arriba, a merced del viento, provoca una paz y una tranquilidad sublimes», afirma en tono emotivo.

Enmarcada en un escenario de lujo, el que proporciona Oviedo, la sexta edición del Aula Internacional de Periodismo permitió a los periodistas del futuro conocer de cerca a los galardonados. Los representantes del Museo del Holocausto en Jerusalén (Premio a la Concordia) y las víctimas del genocidio nazi fueron los encargados de abrir los ojos a los allí reunidos, siguiendo la estela de otros premiados como el fallecido Ryszard Kapuscinski.

Los participantes valoraron como muy positiva la experiencia, que debe continuar y ampliarse a otros medios de diferentes países. Pero la sensación final fue agridulce. Se echó en falta una mayor interacción entre los participantes y la posibilidad de generar un debate o intercambio de opiniones entre los propios jóvenes y sus compañ(Premio a la Concordia) y las víctimas del genocidio nazi fueron los encargados de abrir los ojos a los allí reunidos, siguiendo la estela de otros premiados como el fallecido Ryszard Kapuscinski.

Los participantes valoraron como muy positiva la experiencia, que debe continuar y ampliarse a otros medios de diferentes países. Pero la sensación final fue agridulce. Se echó en falta una mayor interacción entre los participantes y la posibilidad de generar un debate o intercambio de opiniones entre los propios jóvenes y sus compañeros de profesión. Porque, como dijo el político británico Harold, «la reflexión calmada y tranquila desenreda todos los nudos».

Fuente: elmundo.es

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