MADRID. Casi todos los científicos coinciden en que en 2100 habremos alcanzado la capacidad de carga del planeta, pero mientras eso llega el ritmo de destrucción no hace sino acelerarse. Los hábitats costeros -que incluyen corales, manglares, marismas y praderas submarinas- son ya los ecosistema más amenazados de la biosfera, como consecuencia de la rápida urbanización y creación de infraestructuras en la zona costera, y de los efectos del cambio climático.
Así lo pusieron de manifiesto destacados expertos internacionales en el Tercer Debate sobre Biología de la Conservación, organizado por la Fundación BBVA. Bill Dennison, del Centro de Ciencias Ambientales de la Universidad de Maryland (EE.UU.), destacó que «desde 1980, las praderas submarinas han experimentado la pérdida de un área equivalente a 10 campos de fútbol cada hora». Un ritmo que en las praderas de Posidonia del Mediterráneo es mayor, un 5% anual. No son las únicas, en el mismo tiempo el 50% de las marismas costeras y el 35% de los bosques de manglar también se han perdido, según Iván Valiela, del Laboratorio de Biología Marina, en Woods Hole, Estados Unidos.
La ocupación de la línea costera supone vertidos de nitrógeno, fósforo y materia orgánica que llevan a la eutrofización de las aguas y a la hipoxia (cuando el oxígeno cae por debajo de 2 miligramos por litro). Además, y según apuntó Scott Nixon, de la Universidad de Rhode Island, las enormes emisiones de nitrógeno asociadas a la producción de carne en sociedades desarrolladas están dañando estos ecosistemas.
A.Costa
Fuente: abc.es
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