Los Ammonites y Nautiloideos: ¿Buceo con escafandra hace 400 millones de años?














Cualquier buceador, al recibir su primer curso, aprendió que los inventores del regulador de demanda eran Rouquayrol, Gagnan o Cousteau. Sin embargo, recientes investigaciones demuestran que el buceo con escafandra fue ‘inventado’ hace cientos de millones de años por un grupo de animales que, aunque son actualmente raros, abundaron en los cálidos mares del Paleozoico y del Mesozoizo: los cefalópodos camerados.

A lo mejor si os digo que a este grupo pertenece el bellísimo Nautilus, os vais haciendo una idea de los animales de los que hablo. Son cefalópodos, moluscos tan frecuentes en nuestras inmersiones como los calamares, las sepias o los inteligentes pulpos. Lo que no se da en las costas ibéricas, aunque quienes hemos tenido la fortuna de viajar al Pacífico los hemos podido contemplar, aunque sea en el magnífico acuario de Honolulu, donde se llevan a cabo interesantes experiencias de cría y estudio en cautividad, es la presencia del único género actual que nos recuerda el aspecto de la fauna dominante en los mares en las eras geológicas antes citadas: Nautilus.

Es un ‘calamar’ un tanto especial que posee una concha extena arrollada en espiral, dividida interiormente en cámaras rellenas de gas, separadas por septos y recorridas en toda su longitud por una estructura tubular, ocupando las vísceras del animal la cámara más externa .

Como todos los cefalópodos, el Nautilus utiliza un curioso sistema de locomoción semejante al de los reactores, absorbiendo agua por expansión muscular y expulsandola a presión. Pero al igual que un escafandrista, es capaz de regular su flotabilidad mediante el aire que insufla o expulsa de su chaleco hidrostático, el nautilus regula el paso de gases del sifón espiral a las cámaras de gas. Los gases que se acumulan tienen su origen en aquellos disueltos en el agua de mar que pasan por las branquias a la sangre y de aquí, desde el sifón, se difunde a las cámaras, donde se acumulan cantidades significativas de oxígeno.

Hasta ahora la única semejanza del Nautilus con un buceador autónomo se consideraba que era el mecanismo de regulación de la flotabilidad, pero experiencias recientes llevadas a cabo en laboratorios sitos en las proximidades de Papua Nueva Guinea por un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge, ha revelado un hecho insospechado: Nautilus es capaz de utilizar el oxígeno almacenado en sus cámaras cuando navega por zonas profundas en las que la cantidad de oxígeno disuelto es casi nula, manteniendo una tasa metabólica reducida, lo que le diferencia radicalmente del resto de los cefalópodos actuales, que son muy poco tolerantes a las situaciones de hipoxia. El animal reduce su ritmo cardíaco en tales circunstancias, alternando breves impulsos mediante el mecanismo antes citado de retropropulsión con prolongados períodos de ‘descanso’.

En ocasiones la presión parcial de oxígeno en la circulación venosa puede ser superior a la arterial, invirtiendose puntualmente el gradiente. De esta manera es posible hacer pasar oxígeno de las cámaras del animal a la sangre en circulación, manteniendose por períodos de hasta ¡seis horas! la tolerancia del animal a ambientes practicamente desprovistos de oxígeno, actuando el sistema venoso como un ‘regulador de demanda’ que permite que los 6,9 mililitros de oxígeno contenidos en las cámaras del animal actuen como reserva para periodos prolongados. La presencia de estructuras semejantes en cefalópodos fósiles del Paleozoico y Mesozoico, cuando llegaron a ser la fauna pelágica dominante en los mares del planeta, nos permite afirmar que el mecanismo de demanda de oxígeno asociado a un descenso de la tasa metabólica que presentan los actuales Nautilus era utilizado por los ortocerátidos y ammonítidos que poblaron los mares desde hace más de cuatrocientos millones de años.

Fuente: Möbius

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