Historia de la cámara hiperbárica














El tratamiento con Cámara Hiperbárica nace hace más de 300 años: en 1662 el clérigo inglés (fisiólogo y médico) Henshaw intuyó que el aumento de la presión del aire podría aliviar algunas lesiones agudas. Construyó la primera cámara hiperbárica que además podía también convertirse en hipobárica, pero nunca llegó a aplicarse como tratamiento.

Años después, en diferentes países europeos se aplicó de forma más popular esta idea, constituyéndose lo que llamaban “baños de aire comprimido”. En cualquier caso, la gente respiraba aire a presión y no oxígeno puro puesto que todavía este elemento no se había obtenido como forma única. Con el aumento de aire se conseguía también aumento de oxígeno en el cuerpo, y esto resultó ser beneficioso para el cuerpo aunque aún no del todo entendido por los que aplicaban la terapia.

Entre 1837 y 1877 en varias grandes ciudades de Europa, se abrieron los llamados “Centros Neumáticos”. El médico francés Junod, practicaba terapias hiperbáricas para los pacientes con enfermedades pulmonares. En 1879, también en Francia, se construyó un quirófano con ruedas que podía presurizarse, donde se conseguía que la anestesia fuera más segura, las hernias se reducían más fácilmente y los pacientes recobraban rápidamente el normal color de la piel saliendo de la anestesia.

Se continúo investigando con éxito el uso de aire comprimido en pacientes con problemas cardíacos, alteraciones circulatorias, insuficiencia renal, incluso durante la epidemia de influenza de 1918. En estos años, llegó a construirse la cámara hiperbárica más grande que jamás antes existiera: una esfera de acero de 5 pisos y casi 20 metros de diámetro. El doctor al frente consideraba que algunos organismos anaeróbicos “que no pueden ser cultivados” eran responsables de las enfermedades como hipertensión, uremia, diabetes y cáncer y que esta terapia ayudaba a producir la inhibición de estos organismos. Este hospital hiperbárico fue desmantelado durante la Segunda Guerra Mundial para usar el material.

A principios del siglo pasado los médicos Bert y Haldane descubrieron el uso de las cámaras hiperbáricas para tratar la enfermedad por descompresión propia de los buceadores.

En 1933, la Armada de Inglaterra comienza a utilizar la respiración de oxígeno en cámara hiperbárica para conseguir reducir los tiempos de descompresión después de bucear.

En los años 50 del siglo pasado, la iniciativa de aplicar el oxígeno hiperbárico pertenecía a los cardiocirujanos puesto que necesitaban aumentar la presión parcial de oxígeno en sangre y aumentar la tolerancia al paro cardíaco.

En estos mismos años, el Dr. Boerema publicó el artículo “La vida sin sangre”, basado un un experimento en el cual sustituyo la sangre de unos cerdos por suero fisiológico saturado en oxígeno. Estos animales continuaron viviendo con toda normalidad.

En 1960 fue tratado con éxito el primer paciente con gangrena gaseosa, también se trataron fracturas complicados, casos de congelación, colgajos de piel en politraumatizados…

En la URSS, en 1974 se construye el Barocentro, el mayor centro de medicina hiperbárica del mundo, donde fueron realizadas más de 1000 cirugías cardíacas y vasculares. En la actualidad existen más de 500 centros de OHB en este país.

Actualmente, en todo el mundo, la medicina hiperbárica se convirtió en una especialidad con un gran material acumulado de la aplicación del método en diferentes enfermedades. En Estados Unidos hay cerca de 600 cámaras activas reunidas por la sociedad americana Undersea and Hyperbaric Medical Society. Existe un gran desarrollo de la medicina hiperbárica en Japón, también en China, Corea, Australia, India, Turquía, etc. En América Latina el mayor desarrollo de la OHB fue en Cuba, también Colombia, Méjico, Argentina…

Texto basado en el libro “La Medicina Hiperbárica” de la Dra. Nina Subbotina

Fuente: Oxinenarte

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