Desvelan un misterio sobre la ballena unicornio











Martin Nweeia, especialista en cirugía dental e investigador de ciencias de los biomateriales en la Escuela de Medicina Dental de Harvard (HSDM), responde a una pregunta de la ciencia marina que ha intrigado a la comunidad científica durante cientos de años: ¿Por qué el narval, o ballena unicornio, tiene un diente de dos metros y medio de largo que surge de su cabeza, y cuál es su función?

El narval tiene un colmillo que surge del lado izquierdo de su mandíbula superior y constituye un misterio evolutivo que desafía muchos de los principios conocidos sobre los dientes de los mamíferos. El colmillo, cuya superficie ostenta un singular trazado en espiral que recuerda un poco a la broca de un taladro, el grado de su asimetría con el lado izquierdo y su distribución extraña entre la mayoría de los machos y algunas hembras, son rasgos únicos entre los dientes de mamíferos. El narval mide normalmente de cuatro a cuatro metros y medio de longitud, y pesa entre una tonelada y una y media.

Nweeia ha descubierto que el diente del narval tiene las capacidades de un sensor hidrodinámico. Diez millones de diminutas conexiones nerviosas van desde el nervio central del colmillo del narval a su superficie exterior. Aunque el colmillo aparenta ser rígido y duro, es como una membrana sumamente sensible, capaz de detectar cambios en la temperatura, presión, y los gradientes de partículas en el agua. Debido a que estas ballenas pueden descubrir dichos gradientes, son capaces de discernir el grado de salinidad del agua, lo que podría ayudarles a sobrevivir en el congelado entorno ártico. También permite a las ballenas descubrir partículas en el agua que son características del pez que constituye su dieta. De este colmillo y su utilidad no existe ningún caso similar en la naturaleza.
¿Por qué habría un colmillo de romper las reglas del desarrollo normal presentando millones de sendas sensoriales que conectan su sistema nervioso con el gélido ambiente ártico?, se pregunta Nweeia, quien reconoce que este hallazgo es insólito y que ha sorprendido a todos los miembros del equipo autor del descubrimiento. Nweeia colaboró en este proyecto con Frederick Eichmiller, director del Centro de Investigación Paffenbarger, y James Mead, conservador de Mamíferos Marinos en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsoniano.

Las conexiones sensoriales descubiertas por Nweeia y sus colegas, también poseen capacidades táctiles. Debido a esta sensibilidad táctil del colmillo, las ballenas perciben sensaciones por un conducto que no está al alcance de ningún otro animal.

Los resultados de la investigación del equipo ya tienen aplicaciones prácticas. Los estudios sobre la composición física del colmillo, el cual es fuerte y a la vez flexible (se puede torcer hasta desplazarse 30 centímetros en cualquier dirección, sin romperse), proporcionan un nuevo enfoque en las estrategias para mejorar los materiales destinados a la restauración dental.

Fuente: Solo Ciencia

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